El Puente Viaducto de la Unidad
es una respuesta integral que aporta múltiples soluciones al permitir la
interconexión directa del bulevar Rogelio Cantú Gómez, en Monterrey, con la
avenida Humberto Lobo, en el municipio de San Pedro Garza García. El puente de
alta tecnología, que cruza el río Santa Catarina, forma parte de un proyecto
vial que integra 17 obras. Entre las más significativas destacan los viaductos
elevado e inferior, cinco pasos a desnivel, la meseta de interconexión, las dos
gasas de incorporación y el puente atirantado, el que por su importancia y
valor estético en sólo pocos meses se ha convertido en uno de los símbolos de
identificación de la ciudad de Monterrey e incluso del estado de Nuevo León.
CIMENTACIÓN
El Puente de la Unidad está formado
por dos estructuras fáciles de identificar: el mástil o pilón, y el puente o
viaducto. La cimentación del mástil se desplanta en las márgenes del río, en un
suelo de boleo, al que después de compactarlo se le preparó con inyecciones de
lechadas de cemento y una plantilla de concreto ciclópeo, antes de colocar el
acero de refuerzo de la zapata única que sirve de apoyo al mástil.
La zapata de concreto armado y
postensado responde a una sección trapezoidal de tres a cinco metros de alto,
20 a 30 m de ancho y 80 m de largo. El volumen de concreto para hacer este
colado ascendió a ocho mil m3, de 300 kg/cm2, los que se colocaron en tres
etapas, la primera de 1500m3, la segunda de dos mil m3 y la tercera con 4500
m3.
Esta última constituyó el colado
masivo más importante que se haya hecho de manera continua, en 22 horas, para
un puente en el país, explica el ingeniero Enrique Ramírez, director de Obras
de la Constructora Garza Ponce, quien advierte que “para controlar el calor de
hidratación de un colado de estas dimensiones y evitar los agrietamientos por
el diferencial térmico hubo cuidados muy especiales con el concreto, al añadir
hielo en la mezcla, reducir al máximo los agregados y «arroparlo con
colchonetas de fibra de vidrio» para así evitar el shock térmico. Por otra parte, también
se mantuvo una rígida observación de la variación de las temperaturas con
termopares”.
EL BLANCO DE BLANCOS, EL MÁSTIL
El mástil, sobre el que recae la
estética de esta obra vial, se realizó totalmente en concreto blanco con
agregado de mármol y se le dio un acabado lavado que se logra aplicando a la
cimbra un retardante, la cual al descimbrar
permite que el concreto se lave
con agua a presión para dejar el agregado expuesto. Con de150 m de altura desde
su base tiene una inclinación de 60 grados hacia el lado sur y se desplanta de
la zapata sobre una sección base de 15 m de ancho por ocho m de largo, que se
reduce según la altura. El tramo curvo inicia a partir del tercer nivel hasta
el 19, y el tramo recto del 20 al 35. Entre el cuarto y el sexto nivel se
encuentra el primer mirador conocido como “El Sol”, y en la cúspide se diseñó
otro de dimensiones más pequeñas.
El colado en concreto de f´c 500
kg/cm2 se hizo por tramos con la ayuda de una cimbra autodeslizante y para lograr
un acabado perfecto, menciona Ramírez, se realizó un colado por niveles, y el
fuste del mástil se subdividió en dos partes: la curva, que inicia en el tercer
tramo al 19, y el recto que va del 20 al 34. Cabe mencionar que el fuste es
hueco y sus paredes tienen 1.5 m de espesor.
En esta etapa, los volúmenes del
colado se hicieron de 200 a 300 m3 en un solo evento y para evitar cualquier
afectación debida a la generación de calor que sufre el concreto en su fraguado
-se refiere al diferencial que se presenta entre en las primeras horas de 17 a
20°C-, entre el centro, la tercera parte y la externa de las paredes del
mástil, nuevamente se usó hielo en la mezcla y los termopares, e incluso en el
verano los colados se realizaron en la noche para bajar aún más la carga
térmica.
LOS TIRANTES
Del lado norte del mástil se
colocaron 13 pares de tirantes aproximadamente a cada ocho m, los cuales
soportan el claro principal. Dichos tirantes están formados por un conjunto de
cables o torones, de 15.7 mm de diámetro cada uno, compuestos por siete hilos
de acero galvanizado trenzados entre sí. Para protegerlos contra la corrosión
se cuenta con cuatro niveles de protección: el galvanizado, la cera petrolera
que recubre cada hilo de acero del torón, el recubrimiento de polietileno y la
vaina en la que se encapsula el haz de torones. Para la colocación de estos
tirantes se utilizó el sistema SSI 2000, que pertenece a la empresa de origen
francés VSL, y que entre otras ventajas permite sustituir cuaquier torón -en el
remoto caso de ser necesario-, sin alterar el funcionamiento del puente.
El isaje de las vainas comenzó en
el extremo superior del pilón donde se sujetó cada uno de los cables en su
anclaje correspondiente. La misma operación se efectuó en la parte inferior, en
la trabe de borde del tablero del puente donde se encuentra la otra conexión. A
continuación se procedió a un tensado inicial de 30% de los especificado en
proyecto, y se hizo una primera verificación, para después pasar a un segundo
tensado, tras lo cual se midió la elongación de proyecto. Una vez colocados
todos los tirantes se efectuó un ajuste final.
El número de cables o torones
varía de acuerdo con su posición, el más corto tiene 82 torones que se reducen
en número hasta llegar al tirante 13, el cual cuenta con 62 cables.
Por último, en el área posterior
al mástil se ubicaron dos tirantes más, que anclados a un bloque de concreto de
700 toneladas actúan como contrapeso de la estructura del puente.
EL TABLERO
El puente está compuesto por tres
claros principales: el de transición, de 108 m, que a su vez se subdivide en
tres tramos e inicia en la calle Humberto Lobo hasta el mástil, donde empieza
con 21 m de ancho que llegan hasta los 51 m en el mástil. El segundo es el
claro principal y mide 185.6 m, integrado por un primer tramo de 31 m y 13
tramos de 12 m cada uno correspondientes a los 13 pares de tirantes, más un
tramo extremo hasta el apoyo intermedio. El tercer claro, de 49 metros es el
final, y sirve de conexión con el viaducto. El tablero se construyó con dos
frentes lanzados y una estructura metálica provisional. Se continuó con el
habilitado y armado de las vigas de borde, donde se introdujo el tubo guía que
recibió los cables de los tirantes. Después se montaron las estructuras
metálicas transversales espaciadas a cada seis m y las longitudinales para
continuar con el colado del segmento correspondiente de las vigas de borde en
ambos lados.
Una vez coladas las vigas de
borde se esperó a tener 75% de la resistencia del concreto para el tensado
inicial para colocar las ocho losas precoladas, proceso que tomó unos dos días,
en tanto se realizó la instalación de los cables. Con posterioridad se procedió
al tensado final y a la colocación del resto de las losas. Este procedimiento
ocupó cerca de seis días para cada segmento de 12 m. Sin duda, se trató de una
obra polémica, que se completó en un año y tres meses y que además marca un
parteaguas en la construcción de los puentes urbanos en el país.
Un puente de gran ingenieria mexicana, con sus elevaciones y su gran tecnologia que presenta esta obra complementado lo arquitectonico y lo funcional.
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